sábado, 23 de julio de 2011

TENER UN CUERPO


por Lamberto Arévalo
lambertoarevalo@hotmail.com
El conocimiento de la obra de un filósofo se parece más a un entrenamiento espiritual que a un estudio estructurado de sus conceptos. En este entrenamiento filosófico se hace evidente, como en pocas oportunidades, que el cuerpo y el alma experimentan las mismas pruebas y que ambos deben querer atravesarlas si quieren recibir de dicho filosofo sus intensidades. Entonces, es deber tener un cuerpo.

Todo en el universo tiene un cuerpo. Están los cuerpos materiales, vegetales, animales, humanos, cósmicos y hay más. Tenemos los cuerpos inmateriales, las sensaciones, las ideas, las percepciones. Un cuerpo ya lo tenemos y siempre estamos haciéndolo.

Un cuerpo nunca preexiste, es siempre el resultado de una mezcla. Un cuerpo será así una potencia y una potencia siempre se definirá en la relación con otras potencias. Por eso cuando hablamos de Un cuerpo, este Un designa siempre una multiplicidad.

Deleuze dirá que podemos decir: un cuerpo, un pueblo, un mundo, que no habrá diferencia de naturaleza entre estos términos. Aquí empieza a plantearse un problema: cómo se constituye un cuerpo, cómo se lo crea?. Un cuerpo es ante todo un conjunto intenso. Se maneja por coordenadas y no por ordenadas. Si es una multiplicidad no va a responder a un centro (Yo, Ente, Idea, Sujeto) ni a una ley (Sistema, Estado, Estructura Religiosa).

Deleuze tomará de Artaud su creación poética del Cuerpo Sin Organos, para convertirla en una formula conceptual por excelencia para los cuerpos y su funcionamiento, su composición. El "CsO" va a ser un cuerpo sin organización, sin un orden preexistente (un orden siempre es de carácter preexistente y deviene de un sujeto con voluntad de dominio), sin ley trascendente. Organización será sinónimo de Organismo, Organo, Estado, Aparato, Tribunal, Yo, Significado, Significante...

Es interesante resaltar que Deleuze no va a utilizar jamás el termino energía y si va a llamar intensidad o fuerza a lo que recorre y llena el cuerpo sin órganos. Más aun, uno de sus conceptos más importantes va a ser Devenir. El devenir será lo que asegura no quedar estratificado, endurecido, tomado por la Organización. Los componentes intensivos del "CsO" serán líneas de fuerza que atraviesan y arrastran a cada "CsO" haciéndolos variar cada vez de Naturaleza según el acontecimiento que los envuelva. No habrá cambio de intensidad sin cambio de naturaleza para el "CsO".

Así, no será la energía de un cuerpo lo que lo defina sino a qué Naturaleza pertenece según la fuerza que lo atraviesa. El "CsO" Deleuziano es también una critica política al sentido del cuerpo actual y capitalista. El CsO es nómade. El Cuerpo capitalista es sedentario. El CsO está siempre en devenir y no se diferencia de él. El Cuerpo capitalista permanece siempre idéntico a un Yo. El CsO pertenece al orden del tiempo espiritual. El Capitalista al espacio-tiempo material. El CsO es múltiple, su Ser es el del Devenir. El Capitalista responde a la ideo del Uno, su Ser es una Unidad. El CsO siempre se está haciendo y creando. El Capitalista preexiste, viene dado y sigue reglas fijas. El CsO es creativo, expresivo, sin imagen. El Capitalista es informativo, copia, reproduce una imagen. El Cso es exterior e interior a la vez y recorre un plano inmanente. El capitalista, su interior es siempre el resultado de un exterior que lo interioriza cada vez más y vive en un plano trascendente. Por ello un taller de filosofía debe adquirir todo su sentido desde la perspectiva intempestiva que plantea su nombramiento.

Taller: Creación, funcionamiento, prueba, error, experimentación con diferentes materiales, devenir con diversas expresiones, composición. Poner en marcha la máquina para atravesar los caminos. La Lógica debe ser como la ruta, dirá Deleuze, uno debe estar allí siempre en movimiento, si te detenés te pisan. Donde están los Cuerpos Sin Organos?

Momentos nítidos en la vida del CsO. En el cine de Ozu, el primer cine de Wenders, el del Godard, el de Syberberg. En la música de Debussy, de Messiaen, de Mozart, del Zen. En la pintura de Bacon, de Klee, de Tintoretto. En la filosofía de Spinoza, de Nietzche, Bergson, Foucault. En la literatura de Artaud, de Henry Miller, de Melville. En la danza butoh. En el teatro de Tadeus Kantor. En la química de Prygogine. En un devenir revolucionario: asamblea popular, cacerolazo, creaciones colectivas intempestivas, etc.

Desde el origen de los tiempos se pasea el CsO, siempre diferente a sí mismo, confundiéndose en todo para que todo sea una intensidad singular. Para que cada gota de la ola sea distinta y gracias a su diferencia y unión intensiva nos haga quedar maravillados ante su estruendo en la superficie que será la nuestra, la de nuestro cuerpo y alma reunidos por la misma piel.

Por eso "lo más profundo es la piel", como dijo Paul Valery. Porque hasta la más pequeña molécula de nuestro cuerpo "conoce" a su cuerpo sin órganos y sabe que allí anida su gracia. Por eso el ser es una multiplicidad y todo habla de él, una gota, un color, una idea, un animal, una molécula tienen el poder de hacer hablar al Ser, de hacerle conocer, experimentar, todo lo que el Ser por sí mismo no conocería.
Fuente: La luciérnaga clap.

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